sábado, 19 de noviembre de 2011

Arroz con Leche




Teresa”, “Amanda” y “Belén”, crecieron a la sombra de un padre que adoró a su mamá, no hasta su muerte, también después de la muerte, con la misma devoción del primer día.

A “Wenceslao” le duele “Manuela” como si el tiempo no hubiera pasado. Y así estas tres hijas, una intelectual, otra sumisa y la otra inocente, viven el amor como una cosa única, inamovible: como una cadena perpetua, una ruleta rusa donde sólo hay un chance de acertar. Y claro, visto así, las tres juran que acertaron. “Teresa” con “José Manuel”; “Amanda” con “Tomás” y “Belén” con “Dantón”…

Pero a el marido de “Teresa” se le van a atravesar unos piernones, que serían irrelevantes, de no ser porque lo descubren; “Amanda” va a saber que el verdadero amor no es el hombre con quien se casó, sino el que acaba de conocer a los 36 años, casada con otro y con dos hijos de otro; “Belén” solterísima y esperando su primer hijo, adora a “Dantón” y jura que todas sus historias son verdades como casas, y que él va a volver .Es más, ni siquiera necesita un cuento. Ella sólo quiere que “Dantón” vuelva. El siempre vuelve…

Así, las vamos a acompañar a descubrir lo que es el divorcio, la traición y la decepción. Las vamos a acompañar a averiguar que el amor es uno sólo, sí, como siempre dice “Wenceslao”… pero puede cambiar de sonrisa y de bigotes.

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